La boda de mi mejor amigo;


-Puedo imaginarte ahí sentada, sola, con tu vestido de color lavanda...


- ¿Te había dicho que mi vestido era así?
- El pelo recogido y sin probar la tarta, seguramente tamborileando con tus uñas sobre el mantel blanco de lino, como sueles hacer cuando te sientes realmente hundida. Puede que incluso mirándote las uñas y pensando: ¡Dios! Tenía que haber parado todo este malvado complot para hacerme la manicura, ¡pero ya es tarde!


- ¡George! Yo no te dije que mi vestido era de color lavanda...


- De pronto una canción familiar... y... te levantas de la silla con un movimiento exquisito, preguntándote, buscando, husmeando el aire como un ciervo moteado. ¿A caso dios ha oído tu pequeña plegaria? ¿Volverá a bailar cenicienta? Y entonces... de repente... la multitud se aparta.. y ahí está él, elegante, con estilo, radiante de carisma, curiosamente está al teléfono pero en fin... ¡tu también! Y el va hacia ti... con los andares de un gato salvaje, y aunque tú acertadamente sientes que es... GAY. Como lo son la mayoría de solteros arrolladoramente guapos de su edad, piensas... ¡que demonios! ¡La vida sigue! Quizá no habrá matrimonio, quizá no habrá sexo, pero siempre habrá baile.

Siemrpe, siempre, siempre TU.