Tus ojos son los culpables de mi locura, y mi corazón se
acelera cuando
te marchas, y sería
muy
tonto que yo
te tuviera que dar las gracias por olvidarme cada vez que te vas y más
tonta seria yo si te diera las gracias por no quererme
un poco más, y la verdad
me encantaba tenerte todos los días, y como hacías que las despedidas desaparecieran,
pero todo
eso que me
diste ahora lo cambio por tus pequeñas manos quitándome
la ropa
viento en popa, ya que yo ahora no
me puedo
conformar con un beso y nada
más, en cambio
tu con
lo mucho que
quieres
hablar y con
lo poco
que puedes
decir ya que no te dejan
expressar todo lo que yo soy
para
ti.