Es muy alto, y fuerte o eso parece ya que siempre lleva esas sudaderas largas y anchas con sus pantalones tan pitillos que no sé cómo puede meter las piernas ahí. Tiene unos labios preciosos, carnosos de esos que tienes que mirarlos obligadamente aunque tú por dentro te dices no los mires, cuando te das cuenta llevas más de dos minutos mirándolos. Pero qué decir de  su despeinado pelo rubio, creerme jamás habréis visto un pelo tal alborotado debajo de una estúpida gorra. Pero si me tengo que quedar con algo, me quedo como no con sus preciosos ojos verdes, no sabéis lo que se siente cuanto lo tienes a dos centímetros de ti, y esos enormes ojos verdes te miran fijamente, no podrás dejar de soñar con ellos.